Laboratorio de Reflexión

Juraría no haber estado aquí nunca.

lunes, febrero 26, 2007

Epílogo

Tumbado en mi sofá descubrí que mis músculos se negarían a incorporarse así que decidí dar otro tipo de paseo.

Agité la cabeza y de pronto noté frío. Abrí los ojos y me sacudí la arena de la cara y la ropa y me levanté. Recogí mi toalla y la devolví al puesto gratuito de toallas y continué mi caminata. La playa estaba absolutamente vacía, y el mar más calmado que nunca. Se oía ruido de fondo: viento, nubes, acordes de aves, y la danza del color gris. Me agaché para comprobar si la arena estaba fría, y tras confirmarlo, seguí caminando. A un lado el mar y al otro árboles, un bosque enorme, de troncos oscuros y hojas grises. Prefería la playa. Perdí la consciencia y la noción del tiempo, creí estar en un sofá soñando, pasaron días, tal vez años, tal vez décadas, o tal vez yo había asistido al fin de la humanidad, pero aquella playa seguía tal cual, y la arena no se había marchado de mis dedos. Alcé la vista y vislumbré a lo lejos una figura humana. Caminé unos cuantos años luz hasta que llegué a el. Llevaba una sombría gabardina y sombrero de detective, sombrío tan bien. Su piel era gris, era un señor en blanco y negro. Le pregunté:
-¿Quién eres?
-El epílogo.

-¿El epílogo de qué?
-El epílogo a secas.
No me dio más que esa identidad y yo no necesitaba más. Quería saber otras cosas. Le pregunté:
-¿Y qué hay detrás?
-¿Detrás de qué?
-Detrás de ti.
-Ah. Sólo es decorado. Nada más que eso.
Echamos una partida de ajedrez y acabamos en tablas, así que lo decidimos al parchís. No recuerdo quién ganó. Pero yo estoy aquí para contarlo.

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